A sus 27 años, Álvaro Domínguez deja el fútbol
Tras analizar detalladamente cada palabra de Álvaro Domínguez en la última semana, el adjetivo correcto para describir su situación a lo largo de los últimos dos años podría ser uno: calvario. A sus 27 años, y tras una exitosa trayectoria -incluyendo dos títulos de Europa League-, el central español se tiene que retirar del fútbol.
Deja el Borussia Mönchengladbach, su último club, tras hacer oficial el pasado martes -vía Twiter- su retirada de los terrenos de juego, una hora antes de que su equipo comenzara a jugar un choque intrascendente en el Camp Nou.
En un vídeo en español -y otro en alemán- el ex jugador del Atlético de Madrid explica a los aficionados los motivos que le han llevado a tomar tal decisión. Radical, si se considera desde la ignorancia. Por ello, este jueves, dos días después del anuncio, el zaguero ha expuesto al diario Marca su versión de lo ocurrido. Una pesadilla en lo personal que parece, se niega a terminar.
Su último partido como profesional fue el 7 de noviembre de 2015. En casa, el Gladbach empató a cero ante el Ingolstadt. Aquel fue el último encuentro de André Schubert como técnico interino, antes de firmar un contrato hasta 2019 con los Potros. Para Álvaro, sin saberlo, aquella iba a ser su amarga despedida del fútbol de élite.
La campaña anterior (2014/15), aún con Lucien Favre en el banquillo, marcó el inicio de los problemas. Domínguez se perdió los encuentros ante Hamburgo, Paderborn y Mainz (finales de febrero y principios de marzo) por problemas en la espalda. La situación no parecía ir a más, pues desde entonces el zaguero volvió a la titularidad, encadenando seis partidos completos con el equipo.
Pero en mayo reaparecen las molestias. «Antes del partido contra el Hertha me quedé bloqueado, no podía andar», relata el ex del Gladbach al diario Marca. «El médico me infiltró y me dijo que eso le podía pasar a cualquiera. Yo confiaba totalmente en él, pero no podía ni subir al avión, así que me fui a casa».
Ante el Leverkusen, Domínguez seguía apartado. Volvió ante el Bremen, en la penúltima jornada del campeonato. El Gladbach se jugaba la tercera plaza, y se impuso por 0:2 en el Weserstadion con el español en el césped. «Al terminar les dije que no podía moverme y el doctor me dijo que lo que necesitaba eran unas vacaciones».
Termina la campaña y el Mönchengladbach se gana una plaza en la Champions League. Álvaro, ya en Madrid, se somete a una resonancia magnética. Los resultados no son alentadores y, con los informes bajo el brazo, vuelve a Alemania. «Me dicen que me ponga a hacer la pretemporada, que me irán tratando. El entrenador (Favre) no sabía que yo seguía con dolores».
Pero las molestias persisten. El Gladbach comienza la nueva temporada sin el español aún listo. Un espantoso inicio de campaña lleva a los Potros a perder en sus cinco primeras jornadas de Bundesliga. Favre es cesado.
«Schubert me dice que me necesita, que soy importante. Yo no había entrenado ni un día con mis compañeros, pero él me dice que no importa. Como desconocía la gravedad de lo que tenía y me decían que poco a poco se me quitaría el dolor, jugué los primeros partidos», cuenta a Marca.
Con la vuelta de Domínguez al once inicial, el Gladbach recupera la forma. Encadenan cuatro victorias. Álvaro vuelve a ser baja ante el Schalke. El equipo gana de nuevo. Y Álvaro regresa. Serían sus últimas apariciones.
El equipo, con Domínguez de vuelta en el campo, mantuvo la buena forma. Eliminó al Schalke en Copa, goleó al Hertha en Liga, empató ante la Juventus en Champions, y acabaría empatando sin goles ante el Ingolstadt. Era el final.

Abatido, Álvaro Domínguez se quita las espinilleras tras su último partido como profesional, ante el Ingolstadt. Desde entonces, ha pasado más de un año. Foto: Patrik Stollarz/AFP/Getty Images.
«Después de 10 partidos y con el equipo sexto, decidí buscar una solución fuera de allí». Fue entonces cuando el defensa acudió al Dr. Müller-Wohlfahrt, del Bayern Múnich. «En cuanto me vio andar se echó las manos a la cabeza. Me preguntó si de verdad estaba jugando».
Álvaro tenía tres hernias lumbares. La recomendación no podía ser otra que pasar inmediatamente por el quirófano. «En el club me pidieron que nos reuniésemos, así que nos vemos el Director Deportivo (Max Eberl), el entrenador (André Schubert), el doctor (Stefan Hertl), el vicepresidente (Rainer Bonhof) y yo. Les explico que es muy grave lo que tengo y que me podía quedar paralítico si seguía jugando. Ellos me piden que lo aplace, que me regule y que lo deje para Navidad. Yo me niego porque no puedo ni andar y me opero».
Además de Müller-Wohlfahrt, Domínguez había sido examinado en Holanda, en Italia -por los médicos de la Juventus que operaron en 2010 a Gianluigi Buffon de una hernia de disco- y en Madrid. Todos los pagó él, admite. «Los servicios médicos del club no estaban a la altura de un equipo de élite, salvo Andy Bluhm, que aun sabiendo que no me podía ayudar, me derivaba a otros especialistas».
Según establece el convenio laboral del Sindicato de Futbolistas Profesionales de Alemania (VDV, por sus siglas en alemán) con la DFB, a partir de la sexta semana continuada de lesión, el jugador pasa a cobrar un 20% de su salario en vigencia. El Mönchengladbach ofreció pagar el 30% de los costes de los tratamientos.
«Tenía la sensación de que había estado ahí cuando el club más lo necesitaba y ellos me habían dejado tirado tras matarme por el equipo y morirme luego en casa de dolor», relata al diario Marca.
Tras consultas y horas de meditación, Álvaro decide que es hora de volver al quirófano, opción desaconseja por la mayoría de médicos. «Sabía que era imposible volver a jugar, pero hubo un momento en mi vida que tuve que decidir que el fútbol pasara a un segundo plano».
Le insertaron dos prótesis en la espalda y el dolor comenzó a disminuir. El siguiente paso era comunicar a la directiva su decisión: tenía que retirarse. «Llamé al vicepresidente y al director deportivo para que vinieran a mi casa y allí les expliqué todo. Se quedaron en shock. Eberl me dijo, textualmente: «A lo mejor no nos hemos tomado esta lesión tan en serio como se merecía»».
Tras esto, vuelta al inicio. Un jugador, pero ante todo una persona, abandona el ejercicio que lo que más le apasiona: el fútbol. Los motivos parecen claros. Las formas, difusas. A la espera de que el club germano exponga su versión de los hechos, Álvaro Domínguez no descarta denunciar al Borussia Mönchengladbach. «No me hace falta ganar un juicio, sólo quiero el reconocimiento de que las cosas no son así».
Tras las declaraciones del jugador, el club ha expuesto -a través de un mensaje en su cuenta de Twitter- la respuesta de su Director Deportivo Max Eberl a las acusaciones del ex jugador del club: «Las declaraciones de Álvaro son muy duras y no las comprendemos. Entendemos que es un momento difícil, sobre todo después de la dura decisión que ha tenido que tomar. Pero solo me cabe decir que tanto el cuerpo médico como el club han hecho todo lo posible para ayudarle cuanto estaba en nuestras manos. Y esto también será así en el futuro. ¡Estamos aquí para Álvaro, para lo que haga falta!».
Extracto de la entrevista realizada por Carlos Carpio y Luis Aznar, del Diario Marca, a Álvaro Domínguez. Entrevista completa: http://www.marca.com/futbol/atletico/2016/12/08/5849109de5fdea5e328b45eb.html
Imagen de portada: Patrik Stollarz/AFP/Getty Images.