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Boateng-Sam y el divorcio con Gelsenkirchen

Boateng-Sam y el divorcio con Gelsenkirchen

Hace pocos días dio a conocerse que Schalke 04 apartó de la plantilla a Kevin Prince Boateng y a Sidney Sam por su mal desempeño esta temporada, precursores en hacerlo dentro del fútbol europeo.

Kevin Prince Boateng vistiendo la camiseta del Schalke. Foto: www.wall--art.com

Kevin Prince Boateng vistiendo la camiseta del Schalke. Foto: www.wall–art.com

Corría la jornada 32 del fútbol alemán, Schalke fue derrotado 2-0 frente al Colonia sumando un resultado negativo más en la cuenta. En las jornadas anteriores sólo habían acumulado un triunfo en sus ocho disputados, cosechando en general una segunda vuelta pobre en puntos y fútbol. De 45 unidades en juego, lograron 18 y la sensación de que se había desaprovechado el momento más productivo de la temporada era inminente o pregúntenle al Borussia Dortmund que de colista pasó a asustar a los que peleaban puestos de Europa League. Igualmente, la Pokal ya para ellos no era una opción eliminados hacía la tercera ronda por un equipo de Segunda División igualmente en la Champions League  por el Real Madrid en octavos de final. En Bundesliga, despidiéndose de la Liga de Campeones y todo lo que ello traía, en especial lo económico, terminó de rebosar la paciencia del tren ejecutivo minero.

Horst Heldt, director deportivo de la institución, tras conocer el resultado declaró que se buscarían culpables por el mal momento que atravesaban independientemente de las obligaciones contractuales. En sus palabras, “si hay alguno que no dé el 100% no volverá a entrenar en este club”, refiriéndose explícitamente a los jugadores.

Posteriormente, se dio a conocer el “despido” de Kevin-Prince Boateng y Sidney Sam junto a la suspensión por una semana de Marco Höger. Todos hablaban de aquello y no es para menos. Nuevamente el director deportivo tomó relevancia: “con Kevin y Sam se nos ha acabado la paciencia y la confianza; de Höger dudamos de su lealtad al club”. El Presidente Tonnies respaldó la decisión y se volvió un hecho que no volverán a poner un pie de nuevo en el 04.

Boateng, ese príncipe que nunca se convirtió en rey, llegó como el tercer fichaje más caro de la entidad en agosto de 2013 por diez millones al Milan con contrato hasta el 2016. Su segunda temporada ha sido mediocre, tanto que los juveniles como Leroy Sané, Meyer y Ayhan han tenido que producir dando la cara por el equipo con sólo 19 años en promedio. “Él no ha ayudado al equipo que tiene. Schalke no ha cambiado, Boateng sí”, pronunció Heldt al respecto. Disputando 25 partidos con cero goles en su cuenta, sin esfuerzos y exceso de apatía, Kevin Prince cobra un cheque anual de 8 millones por temporada, uno de los sueldos más caros.

Sidney Sam fue contratado en julio de 2014 como uno de los nombres más resaltantes de la Bundesliga proveniente del Bayer Leverkusen desembolsillando 2.5 millones de euros hasta el 2018. Los problemas musculares han sido su cruz desde entonces jugando sólo once encuentros. “Sam jugó muy bien en el Leverkusen, aquí no ha funcionado. No transmite energía positiva, sólo se preocupa por sí mismo. Aquí no va a seguir”, refirió del alemán en las mismas declaraciones.

El comunicado

La información oficial divulgada aparentemente estuvo mal traducida, se expresa que ambos “son despedidos inmediatamente”, pero en realidad según informan medios alemanes, la pareja fue desligada de sus responsabilidades con el club indefinidamente, medidas aplicables para partidos y entrenamientos, en vez de absuelto el contrato. Esto fue confirmado en las declaraciones del director deportivo minero en oposición de Höger que fue suspendido sólo por una semana.

Luego que el comunicado saliera a luz pública se llevó a cabo una reunión con Federico Pastorello y  Edoardo Crnjar, agentes de los futbolistas, donde se dejó claro que la exclusión fue de carácter estrictamente técnico, esto quiere decir que no hay relación con conductas indisciplinarias –como ya le sucedió a Boateng en la Selección Ghanesa- y que la realidad es que ambos no están en los planes del club por tanto decidieron mantenerlos fuera hasta el final de la temporada, aunque es una realidad que quieren evitar un pago compensatorio o indemnización, efectuando una transferencia libre.

En tal sentido declaró Heldt: “esto es un negocio y le puede tocar a cualquiera”. Mirando objetivamente, dejando a un lado los temas pasionales, los clubes son empresas y el fútbol es efectivamente un negocio por ende los jugadores son empleados que, como sucede en los trabajos ‘normales’ si no produces te vas, marca precedentes en el fútbol europeo por la forma tan brusca y tajante en la cual se ha manejado el caso. “Sam y Boateng tienen salarios muy altos, por lo cual buscaremos dejarlos libres sin cargos. Todavía están bajo contrato suspendidos por un periodo indefinido”. Sobre Höger recordó: “tendremos que entrevistarle para ver si tiene sentido continuar o no trabajando juntos”.

Medios europeos señalan la posición de Heldt como un acto de protección hacia Di Matteo y a sí mismo mediante la búsqueda de un chivo expiatorio en una temporada de altos y bajos, pero es un hecho que Schalke al no jugar la Champions League no obtiene los mismos ingresos –esta campaña obtuvo 23,72 millones de euros- ya que en la Europa League no hay tantas regalías. Esta diatriba se presenta en un momento complicado debido a la urgencia de fichar al finalizar el torneo, perder dinero en la salida de estos dos jugadores si se van libres o si hay que indemnizarlos y la situación con Di Matteo amado/odiado por la afición, con un desempeño debatible.

El sindicato de jugadores profesionales ha recomendado a ambos demandar contra su empleador. “Si los jugadores no se integran al equipo, pueden emprender acciones legales. Tienen derecho a participar en los juegos y entrenamientos”, concluyeron. Sam y Höger insistieron al club en entrenar de nuevo a lo cual  Heldt se ha referido como “un derecho que la legislación laboral del club debe ofrecerles”, por lo cual a Sam se le ha visto trabajando en su rehabilitación. Boateng por otra parte, ya se le vincula con otros equipos tales el Galatasaray turco, los Bulls de la MLS estadounidense y clubes italianos. Su novia Melissa Satta en proporción a lo sucedido opinó: “Kevin no fue despedido, sólo suspendido. Ha pedido la venta. Podemos imaginar un futuro en Nápoles”, es por esto que el país de la bota suena encarnado en las figuras de la Lazio, Nápoles y Milan, como próximo aterrizaje del ghanés.

Hoy por hoy Gelsenkirchen es un hervidero de pensamientos encontrados, pero con la misma sensación de defraude. En la fecha 33 los Mineros derrotaron 1-0 al Paderborn y se confirmó su participación en la Europa League, pero ya las fisuras en la curva están hechas. Los fanáticos realizaron una protesta silente durante el primer tiempo en oposición a como se ha desenvuelto el equipo, que por cierto logró el resultado gracias a un autogol de Hunemeier el defensor del equipo contrario. Durante el encuentro lanzaron silbidos e insultos, incluso lucieron pancartas que expresaban “incompetencia: 1.69m” –en referencia a Heldt-, o “Informe de personas desaparecidas: buscando al equipo”. Después del partido 300 seguidores se hicieron frente al estadio a los cuales el director deportivo enfrentó y consecutivamente declaró a los medios “hemos perdido los corazones de los fans. Yo soy responsable, he hecho una mierda, me disculpo. Haremos todo para recuperarlos, Di Matteo es el hombre indicado para hacerlo”, lanzando la estocada final.

En general, todo lo que rodea a Gelsenkirchen es una atmósfera cargada de disconformidad que a medida que pase el tiempo se irá o no resolviendo. Nuevamente el fútbol mostró dos de sus grandes verdades, que es un negocio y por muy bueno que seas, si no eres productivo te vas y que ganar –o empatar- no es sinónimo de jugar bonito.

 

 

Estudiante de Comunicación Social. Piloto de avión en la otra vida, futura periodista deportiva en esta. Twitter: @mariangel_ferre

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