Stefan Effenberg, capitán sin brújula
La primera experiencia de Stefan Effenberg no está siendo como se esperaba. Si hoy terminase la competencia, SC Paderborn estaría jugando una serie de playoff para conservar la segunda categoría. Futbolísticamente, el equipo deja bastante que desear, pues no ha encontrado el rendimiento que lo coloque como candidato a volver a primera división luego del descenso del año pasado.
En el balance de la primera vuelta de la campaña, Paderborn tiene un bajo promedio de goles anotados (17 en 19 jornadas) y una defensa brutalmente endeble (33 tantos encajados, el peor registro de la liga), falencia determinante para justificar su mal presente en la 2.Bundesliga.
Pero lo que más llama la atención en el equipo de Effenberg es la falta de disciplina de los futbolistas en el último tiempo. Conociendo el liderazgo y la disciplina deportiva que mantenía el exinternacional alemán que le valió el apodo de ‘El Jefe’, los conflictos disciplinarios eran lo último que se podía esperar de sus dirigidos.
Sin embargo, una serie de hechos, que tuvo como punto de inflexión el incidente que protagonizó hace unos días el delantero Nick Proschwitz, atentaron contra la visión de los directivos hacia el entrenador. El atacante apareció desnudo en el hotel en el cual se aloja el Paderborn durante su estadía en Turquía exhibiendo sus partes íntimas. En efecto, el club decidió romper el contrato automáticamente con Proschwitz por su gravísima falta y puso en la lupa al entrenador.
Es que Effenberg le había permitido a toda su plantilla tener la noche libre en aquella oportunidad y, además de la pésima conducta de Proschwitz, otros futbolistas fueron reportados como responsables de provocar daños en distintas partes del hotel. Sí, como si fuesen un grupo de adolescentes enardecidos. Esto no hace más que dejar en evidencia la falta de compromiso deportivo de los futbolistas, que parecen haber perdido la confianza en el director técnico.
Luego de esta serie de incidentes, la presión que recae sobre Effe y sus jugadores por parte de la junta directiva presidida por Wilfried Finke es muy alta. Los malos resultados obtenidos hasta el momento y el detonante en el stage invernal que suponía sentar las bases para revertir el curso y llegar a final de temporada con tranquilidad.
Finke ratificó a Effenberg en el cargo, pero le dio el ultimátum: tiene que haber una mejora significativa en el rendimiento del equipo o habrán “cambios drásticos” en la conducción del equipos. Toda una prueba para el entrenador, que deberá retomar urgentemente el control sobre sus jugadores.