
Eintracht Frankfurt y Europa League, un brillante cuento de hadas sin final feliz
Los cuentos de hadas en su mayoría suelen tener finales felices, pero no por ello los que tienen desenlaces adversos deben dejar de serlo. El pasado jueves en Stamford Bridge una tanda de penales fatídica puso fin a la gesta de SG Eintracht Frankfurt en Europa. Una última página cruel pero que no debe hacernos olvidar la gran actuación de este equipo fuera de las fronteras teutonas.
Hoy, con todos los acontecimientos más que digeridos, no es momento de hablar sobre lo que habría pasado si David Luiz no hubiera sacado el esférico en boca de gol o si Martin Hinteregger, que se sacó la cátedra de defensor en Stamford Bridge, hubiera anotado su penal. Ninguno somos adivinos, pero sí podemos contar lo que pudimos ver, y eso fue a un equipo por el que nadie apostaba nada que se fue cargando uno por uno a cada coloso que se interpuso en su camino y que dio una lección de humildad a todos aquellos que en secreto quieren construir su Superliga Europea.
Ante los malos presagios pleno de puntos
El escepticismo rodeó la amplia mayoría de las predicciones sobre lo que Los del Meno podían conseguir en su travesía por el viejo continente. Si bien sacaron su billete al ganar la DFB Pokal ante un FC Bayern que se llevó a Niko Kovač a su banquillo, el caer por 5:0 en la Supercopa y su flojo comienzo de temporada no vaticinaba nada bueno. Y es que, para más inri, al Eintracht le tocó uno de los grupos más complicados con el subcampeón de la anterior edición, el Olympique de Marsella, junto a Lazio y Apollon.
No obstante, su carta de presentación no pudo ser mejor. En su visita a Francia ganaron por 1:2 y golearon al conjunto italiano por 4:1 cuando le tocó visitar el Meno. A partir de ahí Las Águilas alzaron el vuelo y, contra todo pronóstico, clasificaron primeras de grupo con 18 puntos de 18 posibles mientras RB Leipzig dejaba antes de tiempo la competición. El Eintracht fue el único equipo, junto a Red Bull Salzburg, que hizo pleno de victorias en la primera fase.
Mientras todos los alemanes caen, el Eintracht bate a gigantes
Los pupilos de Adi Hütter comenzaron a creer en sus posibilades de dar la sorpresa y, sin bajar los brazos en liga, siguieron hiciendo gala de un juego envidiable allá por donde iban. En dieciseisavos les tocó desplegarlo en Ucrania frente al Shakhtar Donetsk, a quien arrollaron en casa después de un empate en la ida, dando envidia a un Bayer 04 Leverkusen a quien le vino mal el frío de Krasnodar y que le dejó como único representante en pie en Europa League.
En octavos, mientras FC Bayern, Borussia Dortmund y FC Schalke 04 eran apeados de la Champions League, Luka Jović conquistó San Siro con una vaselina para batir al archiconocido Inter de Milán. En Alemania todo el mundo empezó a apoyar al Eintracht, el único club que estaba representando con orgullo a la Bundesliga y que consiguió que en Frankfurt, una ciudad donde lo que priman son las finanzas, se pasara de cantar cifras a cantar más y más goles.
Fue ese apoyo de toda una ciudad el que alentó a Los del Meno para remontar la eliminatoria frente al Benfica en cuartos de final y el que hizo posible la resurrección de Sebastian Rode para hacer el gol decisivo. Un tanto que hizo saber a toda Europa de qué mimbres estaba hecho el Eintracht. Sólo quedaba una gesta para conseguir el milagro: estar en Bakú.
Londres no es el fin
Sin embargo, no todos los cuentos tienen un final feliz. La última piedra en el camino era el Chelsea, ese equipo que ganó la Champions League en 2012 mientras que, curiosamente, el Eintracht militaba en 2. Bundesliga. Cómo ha cambiado todo lo suficiente en siete años, pero no lo suficiente para dar la machada en Stamford Bridge, donde ya pudimos ver cómo los penales abatieron a Las Águilas.
Aunque la lotería de los once metros no le fuera favorable, todo el mundo debería estar orgulloso por todo lo que ha logrado el Eintracht Frankfurt. En un fútbol moderno donde las élites quieren cerrarse en banda para hacer crecer su monopolio, gestas como la del Eintracht nos hacen ver que, por muy lejanas que puedan parecer las distancias, cualquiera puede estar ahí para dar guerra. Quizá la próxima vez no sean Las Águilas o puede que sí, pero no nos cabe ninguna duda de que desde la sombra aparecerá un nuevo David para dar una nueva cura de humildad a todos los colosos elitistas.