La gesta del Eintracht Frankfurt
Desde el pasado verano, y a raíz de los ilusionantes movimientos del Eintracht Frankfurt en el mercado de fichajes, muchos analistas se atrevieron a prever una mejoría considerable en el rendimiento de Las Águilas. Meses antes, en marzo, había llegado Niko Kovac -junto a su hermano Robert como ayudante- al banquillo de un Commerzbank Arena que ansiaba poder disfrutar de un nuevo amanecer para la histórica entidad de Frankfurt am Main.
Anoche, el Eintracht completó parte de la gesta. Once años después, Las Águilas consiguieron volver a una final de DFB-Pokal. La última vez, en la temporada 2005/06, el Frankfurt cayó en la final por 1-0 frente al Bayern Múnich. Aquella tarde fue Pizarro quien, con un solitario tanto a los 59 minutos de encuentro, dio el título al gigante bávaro. Anoche Marco Russ revivió sensaciones que podrían parecer borradas por el tiempo. Sólo él y Alexander Meier (lesionado) vivieron en carne propia la última final del Frankfurt en la Pokal.
La de Russ es la seña de identidad que guía a un vestuario que anoche, tras 120 minutos, luchó hasta el final en una dramática tanda de penaltis. El propio central, que saltó al campo en la prórroga, marcó uno de los lanzamientos fatídicos para su equipo. Todo ello, en su quinto partido de la temporada, tras ganar su batalla personal contra el cáncer.
«Hoy seguro que no comeremos pasta sin gluten. Hoy sólo beberemos cerveza». Así reaccionaba, eufórico, el meta finlandés Lukas Hradecky, instantes después de eliminar al Borussia Mönchengladbach en los penaltis. Su actuación, como ha venido siendo a lo largo de la temporada, resultó decisiva. Paró dos penaltis para sellar el billete de Las Águilas a la final de Berlín. Tras ello, fue nombrado Man Of The Match.
«Ahora es momento de disfrutar de esto con nuestros aficionados. Sabemos que nuestro rival en la final será más duro que el de hoy, pero todo será posible el 27 de mayo», sentenciaba Hradecky.
«Águila en vuelo» era el lema que se leía anoche en las camisetas de los jugadores durante la celebración de una victoria con sabor a título. Porque lo de este Eintracht, no nos engañemos, es todo una gesta. Apenas 3.3 millones fue el gasto del club entre el mercado de verano e invierno. Kovac tenía claro lo que quería desde el principio.
Consiguió las cesiones de Varela (Manchester United), Vallejo (Real Madrid), Ante Rebic (Fiorentina) y Michael Hector (Chelsea). Salvo Vallejo, por lesión, los otros tres fueron de la partida anoche ante el Mönchengladbach. Un Eintracht cuyo último título en esta competición llegó en la temporada 87/88. Sólo cuatro miembros del actual equipo habían nacido antes de aquella fecha.
«Todo el mundo nos mira. Podemos alcanzar algo único, los jugadores pueden escribir en la historia del club, y de ellos mismos», expresaba anoche Niko Kovac. El técnico croata nunca dejó de sonreír. Su Eintracht no sólo es finalista de Copa, sino que además es noveno en Bundesliga, a tres puntos de los puestos de Europa League.
Este miércoles conocerá a su contendiente en la gran final. Bayern Múnich y Borussia Dortmund se disputan el otro pase para Berlín, mientras el Eintracht, ya más relajado, tendrá un mes para intentar atar su asalto a Europa. Tras ello, sólo sus jugadores decidirán qué destino le espera a lo que, desde ya, puede catalogarse como toda una gesta.
Imagen de portada: Maja Hitij/Bongarts/Getty Images.