Por qué Lahm y Müller no se irán de Bayern

Finalistas de la Champions League y la DFB Pokal; subcampeones de la Bundesliga. Bayern München no habrá ganado un solo trofeo para lucir en su recién inaugurado museo, pero cuestionar que se trata de un club capaz de mucho -y por mucho tiempo aún-, es difícil.  Sin embargo, afuera de Alemania suele subestimarse con frecuencia la capacidad de los clubes teutones, en áreas que van desde el manejo en el campo de juego hasta lo que son capaces de ofrecer en el mercado de fichajes.

En esta ocasión, se mencionaron a Thomas Müller y Philipp Lahm como dos jugadores que son bien apetecidos en el exterior. Müller, estaría en la agenda del Internazionale italiano y Lahm en la del Real Madrid español. Si bien se trata de dos equipos con sus respectivos linajes y pedigrí, lo que ofrecen -dinero, más que todo- lo consiguen ya en el mismo Bayern. El prestigio de jugar en el equipo alemán «en el que todos los jugadores aspiran jugar» llena mucho. No solo es que perciben salarios astronómicos, sino que con su equipo tienen posibilidades bastante reales de alcanzar el pináculo.

Por parte de los interesados de Müller, Inter, dicha cima parece estar bastante lejos. Caídos de gracia, el club de Milan está atravesando un momento de suma reforma interna, la cual se vera más intensificada tras un año sin jugar en torneos europeos. No se trata del mismo equipo que ganó numerosas veces en fila la Serie A y logró, incluso, alzar la copa de la Champions. Es uno en una etapa menos impresionante.

El otro, Real Madrid, ofrece prestigio y más posibilidades de ser campeón europeo que el Inter, pero también añade desventajas varias que a un jugador tan poco mediático como Lahm, le resultarían incómodas. La barrera idiomática, a priori un obstáculo mayor, sería atendida por sus compañeros de selección, Özil y Khedira. Pero la sobreexposición a los medios y prensa de farándula españoles es un gran factor a considerar. En un país donde el sensasionalismo mediático es pan de cada día, el ser entrevistado sobre asuntos incómodos por Bild resultaría más placentero y llevadero para el capitán del Bayern de lo que él creería. Además, está el asunto deportivo. Bayern y Madrid están en el mismo nivel, hoy por hoy; ambos capaces de aspirar a exactamente lo mismo; y ya siendo capitán de uno de esos equipos, así como indiscutible eje del grupo, sería más pérdida que ganancia marcharse de allí. Dinero no es un tema, puesto que entre el cuantioso salario bávaro, los contratos de publicidad con enormes marcas de diversas índoles, así como las regalías de su exitoso libro, un hombre de «gustos bien modestos», como es descrito por la prensa, no parece ser muy impresionable con esa técnica.

Después, está otro aspecto que hace al Bayern un equipo del que suele ser difícil irse: el ambiente. Si bien los roces y rivalidades entre Franck Ribéry y Arjen Robben suelen acaparar la atención de los medios, poco se lee sobre el trasfondo en el que ocurren. El club es dirigido por un hombre, Uli Hoeness, cuyo lema es de ver a su equipo como una familia. Para él, no se trata de sólo resultados ni de traer a los mejores, sino de crear un bloque que se entienda, pues bien se sabe que ello coopera mucho con la meta última de cualquier equipo de fútbol: ganar.

No en vano, un hombre de carácter fuerte y temperamento volátil como Ribéry ha declarado su amor incondicional al FC Bayern München. «Me veo retirándome acá«, dijo en una oportunidad. «Me siento más en casa en Múnich que en Francia», dijo en otra.

Dicho ambiente se ve fuertemente reforzado por el hecho que una buena cantidad de las figuras más importantes del equipo se conocen desde una edad muy temprana. Philipp Lahm, Holger Badstuber, David Alaba, Bastian Schweinsteiger, Thomas Müller, Toni Kroos y Diego Contento son productos de la cantera prolífica del campeón de campeones teutón. Junto a ellos, jugadores como Daniel van Buyten, Anatoliy Tymoshchuk, así como el recién ido Danjiel Pranjic, y los marchados Hamit Altintop, Martín Demichelis (ambos en España, curiosamente), Lúcio, Mark van Bommel y Owen Hargreaves, cuentan con una relativamente larga trayectoria con el FCB.

Para terminar el aspecto «familiar», no olvidemos quiénes son los dirigentes -administrativos y deportivos- del Bayern München: exjugadores como el mismo Hoeness, Karl-Heinz Rummenigge y Christian Nerlinger. Además, el legendario Gerd Müller es un entrenador en las juveniles, Mehmet Scholl está por asumir las riendas del equipo de reservas, Giovanne Elber, Michael Tarnat y Bixente Lizarazu operan como scouts y consultores, y Hans-Jörg Butt comenzará su carrera como entrenador de porteros en las juveniles la temporada entrante.

Sumado a todo este bastante alentador panorama para cualquier jugador que llegue al Bayern, está el aspecto financiero del equipo. Por enésima vez consecutiva, el equipo termina el año con ganancias. La filosofía de no gastar más de lo que se genera no ha limitado la opciones de crecimiento de un equipo que cerrará caja este año facturando más de 360 millones de euros en ingresos. Con dos finales europeas en tres temporadas, la calidad deportiva tampoco ha visto caídas irremediables por los planes de «semi-austeridad».

En resumidas cuentas, se trata de un equipo que no depende de vender a sus figuras para salvar su año económico, ni de un club que necesita títulos anualmente para mantenerse a flote. Pese a la presión de los medios, la misma afición y el peso de la historia, Bayern es un lugar mucho más afable de lo que se pudiera tener en mente a priori. El cordial ambiente, los buenos salarios, la alta calidad deportiva, la sana competitividad interna y planes a largo plazo dan a los jugadores la gratificación de sentirse como en casa. Müller y Lahm son y serán oriundos de la Baviera.