VfL Wolfsburg, una irregularidad constante
En VfL Wolfsburg no hay momento para la tranquilidad. Es ese equipo capaz de darte lo mejor y de repente transformarse en el foco de las bromas en la Bundesliga. Cualquier aficionado fiel de ‘Los Lobos’ lo sabe, lidia con ello y acude cada partido a un Volkswagen Arena que, aunque muy pocas veces se ve lleno, arropa a sus hombres de la mejor manera posible. Y es que un club que vive en el altibajo no sería capaz de levantarse sin una manada fiel a sus espaldas.
De la Champions League al playoff de descenso
La mística que rodeaba al Wolfsburg de Dieter Hecking, con jugadores de la talla de Kevin De Bruyne, Ivan Perišić, Naldo y Ricardo Rodríguez consiguió elevar al conjunto de la Baja Sajonia a un lugar que no veía desde un 2009 en el que Edin Džeko, Grafite y Zvjezdan Misimović le guiaron al primer título de su historia. El segundo llegó de la mano de una plantilla que pareció posicionarse como la gran alternativa al FC Bayern München de Pep Guardiola, logrando una DFB Pokal sobre un Borussia Dortmund que despidió de la peor manera posible a Jürgen Klopp.
A la temporada siguiente competirían Los Lobos en Champions League, pero sin dos piezas clave como Ivan Perisic y De Bruyne. Aparecieron como apagafuegos André Schürrle y Julian Draxler, pagando la directiva un pastizal por este último, pero el bajo rendimiento en Bundesliga no permitió clasificarse a competiciones europeas. En Champions llegaría la mayor victoria y la derrota más trágica de la historia de VfL Wolfsburg, ambas con Real Madrid como rival en cuartos de final.
A partir de ahí, todos conocemos bien la historia. Dos playoffs de descenso tuvo el club en las dos siguientes temporadas, consiguiendo la permanencia en ambas. El aficionado fiel pitó la infidelidad de Draxler, a su directiva por una planificación pésima (en buena medida provocada por la marcha de Klaus Allofs) y a unos jugadores que estuvieron a años luz de las versiones que debían haber mostrado. Los años gloriosos pasaron a ser el primer descenso de su historia, y aquellos guerreros que apuntaron su nombre en la historia del Wolfsburg fueron abandonando el club al ver el percal.
Labbadia y un nuevo comienzo
Ahora, el hincha de toda la vida empieza a avistar el tercer resurgimiento de su equipo en un espacio de una década, que le eleve de nuevo a la zona alta de un campeonato que poco a poco va abriendo sus puertas a nuevos aspirantes que derroquen a unos ‘Bávaros’ implacables en los últimos años.
Llegó Bruno Labbadia, un técnico curtido en evitar descensos a base de coraje pero no con el conocimiento táctico que proveía Martin Schmidt (el cuarto entrenador en cerca de un año) para hacer su labor en Wolfsburg. Y parece que convenció a una junta directiva que también sufrió una remodelación para volver de nuevo a los buenos tiempos, edificando un nuevo proyecto con jugadores muy capaces para evitar la zona baja con comodidad como Maximilian Arnold, Josip Brekalo, John Anthony Brooks y Koen Casteels.
A día de hoy, VfL Wolfsburg suma 12 puntos en las nueve jornadas que llevamos de Bundesliga, ofreciendo un juego un tanto irregular por las ausencias en el mediocampo provocadas por las lesiones pero que es esperanzador si se compara con las campañas anteriores. En plenitud de condiciones, ‘Los Lobos’ podrían ser capaces de luchar por avanzar rondas en DFB Pokal, y quién sabe si conseguir uno de los ansiados puestos de Europa League. Su hinchada paciente, que ha sabido aguantar dos años siendo objeto de mofas por la cantidad de dinero invertida para acabar en el puesto 16, puede dibujar una pequeña sonrisa en su rostro.