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Kein Zwanni: una campaña por entradas asequibles en la Bundesliga

Kein Zwanni: una campaña por entradas asequibles en la Bundesliga

En Alemania, ver los partidos desde el estadio es tradición, un hobbie que culturalmente ha estado dedicado a que el fanático y las familias disfruten, por tanto, las entradas procuran un precio accesible.

En promedio, los boletos de la Bundesliga cuestan 30 euros, los precios mínimos 18 y los máximos, 70 euros. De las ligas europeas es la que mejor relación calidad – precio posee, pero los aumentos al pasar las temporadas, tanto de forma individual como los abonos, el incremento cuando se trata de un partido contra un equipo grande y la situación económica en general, ha preocupado a un grupo de jóvenes, el principal consumidor de la liga alemana.

En 2011, fue fundado un movimiento en reacción hacia el excedente en las entradas para el derbi de Gelsenkirchen, una organización juvenil que desde entonces reclama precios de entradas más accesibles, su lema es “No al 20, el fútbol debe ser asequible”. Intentan agrupar los diferentes puntos de vista y darles una plataforma, bajo el nombre de Kein Zwanni.

Las pancartas en contra de los aumentos del fútbol alemán. Imagen: www.epochtimes.de

Las pancartas en contra de los aumentos en el fútbol alemán. Imagen: www.epochtimes.de

Organizaron una protesta, más allá de banderas en los estadios y cánticos, un boicot al juego, una reacción singular que por su mala publicidad y los beneficios económicos sin alcanzar, puede ser el brazo a torcer de los equipos. Su primer eslogan encuadraba perfectamente con el objetivo específico de su nacimiento. “No a 20 euros por una entrada de pie”, la manera más directa y eficaz de hacer valer su descontento, al considerar que ese precio “era cruzar la línea por completo”. Alemania es el único país al cual la UEFA le permite mantener en sus partidos como local una tribuna sin asientos, que por razones obvias son más económicos.

El boicot es “el arma más afilada pero también más dolorosa en su uso. Significa mantenerse alejados en un partido de su propio club, estar fuera del estadio mientras que el equipo lucha por los puntos dentro”.

Los ideales, al igual que su popularidad, fueron extendiéndose. Los asientos dejaron de ser excluidos y ahora es otro de sus motivos de lucha, aunque en este punto llegar al consenso es más complicado por los precios y el mayor potencial que poseen. Por esto decidieron modificar su consigna, otorgándole un enfoque más amplio a la campaña.   Las reformas a los estadios y por consiguiente, a las categorías de precios, han dejado sólo una pequeña parte dentro de la categoría accesible; maximizando los beneficios monetarios de los clubes que con pocas semanas de antelación dan a conocer los precios para así mantenerlos ajustables.

Los montos elevados alejan a los jóvenes, el target principal del fútbol, al ser un grupo económicamente endeble, al igual que a las clases de menores ingresos, que según los voceros de la organización quedaron “excluidos sistemáticamente de los estadios”.

Los partidos que tienen como aliciente a los rivales más mediáticos tienden a ser más costosos, otro de sus objetivos, considerando también a aquellos que viajan largas distancias. “Los aficionados que viajan están siendo ordeñados”, dicen.

Imagotipo de la campaña. Imagen: www.radio912.de

Imagotipo de la campaña. Imagen: www.radio912.de

Todo esto ha sido el revulsivo de aquellos fanáticos que quieren ser reconocidos como un factor relevante más allá de simples consumidores. Quieren encontrar una forma transitable, mediante una política de precios justos: un matrimonio difícil entre los intereses financieros válidos de los clubes y los del aficionado.

Alcanzan popularidad en casi todos los simpatizantes de los clubes. Dentro de los fundadores, además de los propios de la región de la cuenca del Ruhr, están los fans de Hamburger SV, Köln, Bayern Múnich y Mainz, activamente involucrados, brindándose apoyo mutuo.

Llamaron la atención recientemente en oposición al partido de la jornada seis de la actual campaña, en el juego entre el Hoffenheim y el Borussia Dortmund, llamando a un boicot por el costo de los tiquetes, donde el más barato costaba 55 euros, 20 euros más que el año pasado. Contra otros clubes, el precio es de hasta 30 euros menos.

Por tanto, se decantaron por apoyar el partido en casa contra el Gladbach II del segundo equipo, devolviendo las entradas como visitantes en Sinsheim. La directiva intentó rehacer esto con la intención de donar los ingresos adicionales del incremento de los precios, pero la organización juvenil no dio vueltas atrás. Este fue otro de sus éxitos parciales, como la vez que la directiva de Hamburger S.V accedió a negociar los precios o cuando Sandhausen redujo las plazas de 18 a 15 euros. Un poderoso signo de insatisfacción, radical y tajante, en busca de un tal “fútbol para todos”.

Estudiante de Comunicación Social. Piloto de avión en la otra vida, futura periodista deportiva en esta. Twitter: @mariangel_ferre

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