Labbadia y la inquietud de Schmadkte y Wolfsburg
Si hay un equipo al que denominar como sorpresa agradable durante esta temporada, debe ser y sin dudarlo VfL Wolfsburg. De pasar por dos años en la zona baja de la tabla salvándose por los pelos, a ser un equipo con una idea de juego atractiva y diferente que tiene muchas papeletas para acabar en zona europea a final de temporada. A cualquier persona le puede parecer que Los Lobos están viviendo por fin un momento de relativa tranquilidad, pero no es oro todo lo que reluce en la Baja Sajonia. Y es que, por muy difícil que pueda parecer, la continuidad de Bruno Labbadia en el cargo no es algo que se pueda asegurar.
El que fue delantero de Hamburger SV (y posteriormente su salvador en la 2014/15), FC Bayern München y SV Werder Bremen, entre otros, ha podido entender a sus jugadores pero no a su directiva, teniendo ligeros enfrentamientos con Jörg Schmadkte, director técnico del club desde junio del año pasado. Schmadkte quiere echar a Labbadia, a quien ya le están saliendo pretendientes por si finalmente abandona Wolfsburg, y la directiva tampoco ha hecho ningún movimiento importante para retenerlo. ¿De verdad es eso lo que merece el club?
El apagafuegos deseado para el incendio del banquillo
Si echamos la vista atrás, el Volkswagen Arena ha sido testigo de constantes idas y venidas de técnicos en los últimos. Sólo se salvaron dos, Felix Magath y Dieter Hecking, que otorgaron al Wolfsburg los tres únicos títulos que guarda en sus vitrinas, la Bundesliga de 2008/09 de la que se cumplirá una década, y la DFB Pokal y la Superpokal de 2015, respectivamente. Precisamente fue la destitución de Hecking lo que provocó la inestabilidad reciente en el cargo, además de la dejadez de Olaf Rebbe y la directiva por aquel entonces.
Un equipo que llegó ser subcampeón y, de mantener su bloque intacto en el mercado de 2015, una alternativa al título vista la hegemonía de FC Bayern München y la inestabilidad de Borussia Dortmund, pasó a depender del playoff para mantener la categoría. Los entrenadores que llegaban al banquillo no tenían el tacto necesario para encandilar al vestuario, y en el campo se veía un fútbol cada vez más pobre. Los domingos, cuando los trabajadores de la fábrica libraban, no tenían ni una razón de peso para ir a ver a su equipo.
En ese contexto de hundimiento y decadencia apareció Labbadia, destinado a salvar al Wolfsburg fuera como fuera y sentar las bases de un nuevo proyecto para retomar el vuelo en años venideros. El objetivo lo cumplió por los pelos, derrotando a Holstein Kiel en el playoff, pero sabía que el trabajo de verdad era el que comenzaba a partir de ahí.
Un lavado de cara
Quizá ciertos sectores de la afición hubieran preferido que otro técnico tomara las riendas del equipo para esta campaña, pero Labbadia no tardó en callar todas sus críticas y hacer remar a todo el mundo en una misma dirección. Desde la pretemporada quiso que Los Lobos se hermanaran con el balón, tanto para defenderse como para atacar, registrando altos porcentajes de posesión en sus partidos. Y fichó a dos puntas físicos y con recorrido como Wout Weghort y Daniel Ginczek, algo que echó en falta la campaña anterior.
En el campo, el Wolfsburg es un equipo que gusta verlo jugar porque su propuesta es diferente, y que ha vuelto a una zona noble en la tabla. El gran nivel de jugadores como Koen Casteels, Maximilian Arnold, Jerôme Roussillon o el propio Weghorst tienen al Wolfsburg en la séptima plaza, con grandes opciones para jugar Europa League la próxima campaña. La labor de Labbadia hasta el momento debería haber sido recompensada con una ampliación de contrato (expira en junio), pero aún no hay nada sobre la mesa a estas alturas de temporada.
Un mes lo puede decidir todo
¿Y por qué no se sabe nada sobre la renovación de Labbadia? Muy simple, porque Schmadkte no le quiere en la Baja Sajonia a largo plazo y, si no es capaz de hacer que el equipo termine en puestos europeos para recuperar parte de la inversión realizada en los últimos años, no hará nada para que se quede. Puede parecer una tontería, pero Volkswagen ha puesto mucho dinero en el club y no ha visto ningún beneficio, y no puede permitírselo.
Todo dependerá de lo que suceda este mes, donde Los Lobos deberán enfrentar a los tres primeros clasificados fuera de casa, y a Fortuna Düsseldorf y Hannover 96 como local. Si consiguen salir de este mes con una buena situación para clasificar a Europa, la directiva no hará caso a Schmadtke y le ofrecerá la renovación a Labbadia. En el caso contrario le dejarán salir en junio, y ya empiezan los rumores locales a vincularle como sucesor de Domenico Tedesco en Gelsenkirchen.
Un equipo como el Wolfsburg debe exigirse estar en Europa, aunque quizá este no sea el momento de ser ambiciosos. Un nuevo técnico, que aún no se sabe quién sería, podría provocar otra caída en picado y tener que empezar de cero por no confiar en un proyecto que parece destinado a dar frutos algún día. La paciencia es una virtud que ni Schmadtke ni el Wolfsburg están teniendo, y la afición desea que no se torne en otro disparo al pie. El tiempo y los resultados nos lo dirán.