Mohammed Jaddou, el refugiado sirio que sueña con la Bundesliga
La intensificación de los desplazamientos migratorios que se vienen produciendo en el último año desde países de todo Oriente Medio hasta Europa, ha dejado la palabra «refugiados» en el centro de atención de la comunidad europea.
Civiles que huyen de las guerras civiles que se producen en sus países, en busca de la paz. Un derecho básico por el que deben trasladarse miles de kilómetros durante días, semanas, o incluso meses. En sus países esa paz ya no existe.
Mohammed Jaddou es sólo uno de los millones de desplazados hacia Europa a raíz de la violencia desatada en su país de origen, Siria. Él, al igual que una inmensa cantidad de inmigrantes, ha optado por irse a Alemania, en su caso tras atravesar Turquía y llegar a Italia en un bote. Pero él no es uno más.
Mohammed Jaddou tiene 17 años, y es el capitán de la selección Sub-17 siria. Una de las principales promesas, no sólo de su país, sino del continente asiático, que se vio forzado a viajar a Europa en busca de dos sueños: libertad y fútbol. Atrás quedaron su madre y sus hermanos.
Según las Naciones Unidas, sólo desde 2011, un total de 11.6 millones de ciudadanos sirios se han visto obligados a desplazarse fuera de su país a causa de la crisis política existente. Jaddou llegó a Alemania tras dos meses de viaje. Un viaje que comenzó el 7 de abril, y en el que permaneció durante cinco días a la deriva en la costa de Sicilia, quedando al borde de la muerte.
Desde julio, Mohammed entrena con el F.V. Ravensburg, equipo de la Oberliga alemana (quinta división). Actualmente figura como refugiado, por lo que para realizar desplazamientos en Alemania debe pedir primero un permiso a las autoridades germanas.
El único permiso que ha pedido hasta el momento fue para viajar a Kurtekotten, donde realizó unas pruebas con el equipo Sub-19 del Bayer Leverkusen. Precisamente fue su calidad de refugiado lo que impidió su fichaje por el club del BayArena, donde supo impresionar en sus días de prueba.
En Alemania, Mohammed vive junto a su padre, Bilal, su tío Zakkaria, y otros tres ciudadanos sirios que lograron sobrevivir a la larga travesía hasta llegar a Europa. Un trayecto en el que Jaddou presenció cientos de muertes, según contó en una entrevista al diario New York Times. «Tenía que irme de Siria. Me habían dicho que debía unirme al ejército. Eso habría significado que iba a ser un asesino. El fútbol era mi única salida», contó.
Su selección se clasificó para el Mundial Sub-17 que se disputará en Chile en octubre. Sin embargo, su capitán no podrá participar en él. Para las autoridades sirias él es un desertor. Un chico que tuvo que huir de su país en busca de paz. Un chico que vio morir a su mejor amigo y compañero de habitación, Tarek Gharir, de 15 años, durante un ataque de los rebeldes en la localidad de Homs.
Días después, Jaddou viajó a Thailandia para encabezar a su selección en el Campeonato Sub-16 de Asia, con billete para el Mundial Sub-17 de Chile. Jaddou metió al equipo en semifinales al batir a Thailandia, pero fue suspendido para el siguiente partido ante Corea del Sur. Sin su capitán en el campo, Siria cayó por 7-1, aunque ya con la clasificación mundialista bajo el brazo.
De momento, Mohammed Jaddou seguirá estudiando alemán y entrenando en el Ravensburg, a la espera de un permiso de trabajo en Alemania que le permita soñar en grande. Soñar con una Bundesliga que abre las puertas a los refugiados.