VfB Stuttgart: Año nuevo, vida nueva
En el fútbol, los merecimientos no valen. No es un parámetro que siempre condice con la realidad de los hechos. Cuántos ejemplos hemos visto en la historia reciente de este deporte en los cuales el equipo que menos asomaba para llevarse el partido termina quitándole el premio mayor a aquel que se mostró superior a lo largo de 90 minutos. Muchos amparan la justificación en la eficacia, eficiencia, y otros en el factor azaroso.
Un caso similar se produjo en la jornada 23 de la Bundesliga, cuando la racha del Stuttgart vio su final. Y fue nada más ni nada menos que contra el peor equipo de la liga, el Hannover 96. Los Rojos tuvieron dos chances y las aprovecharon al máximo, los suabos se perdieron una cantidad inaudita de goles, incluso, debajo del arco. Se juntaron los dos ingredientes que atentan contra los merecimientos, la eficacia y el azar.
Sin embargo, el comienzo de año del Stuttgart no se eclipsa en lo absoluto con el tropezón, aunque sí puede causar malestar el hecho de que haya sido el Mercedes-Benz Arena el escenario, donde el VfB había vuelto a hacerse fuerte. Lo más importante es el muy buen rendimiento que alcanzó colectivamente y su repercusión en el nivel individual de varios futbolistas.
El 2016 comenzó con una impresionante marca de cinco partidos seguidos sin perder, de los cuales cuatro terminaron en victoria. Luego de una primera ronda de Bundesliga con altibajos y sin encontrar resultados, Stuttgart pegó un buen zarpazo en la liga que le permitió sacar una buena ventaja sobre los equipos que pelean en la zona baja.

Sintonía ofensiva. Rupp (derecha), Didavi (centro), Kostic (centro), Gentner (izquierda) y Werner (atrás) celebran.
En efecto, se dio un fenómeno que se le venía negando hace bastante tiempo a los suabos: plasmar en el frío tablero las buenas actuaciones dentro del campo de juego, es decir, transformar el merecimiento en resultado concreto.
Los primeros meses de este año vieron al conjunto de Jürgen Kramny desplegar un fútbol veloz, pero no por ello atolondrado. Todo lo contrario, muy fresco, con despliegue físico en la cobertura de espacios, transiciones ofensivas incisivas y criteriosas, una defensa que funcionó bien como soporte y la efectividad en el arco rival como característica distintiva.
Pero estas características que hacen al producto final tienen una clave que ha pasado inadvertida, la apuesta fija a un once inicial base, algo que en Stuttgart no era fácil observar teniendo en cuenta los apuros de los últimos años. Las situaciones de estrés a las que llevaba el coqueteo con el descenso han influido para que el Stuttgart no pueda encontrar un equipo estable… hasta ahora.

Abrazo. Kramny llenó de confianza al equipo, clave para el buen andar. Foto: www.kicker.de // getty images
Kramny presentó un equipo para comenzar la Rückrunde, con el que trabajó en el campus invernal, y al que le respetó todos sus intérpretes: Tyton en la portería; línea de cuatro defensores con Großkreutz, Schwaab, Niedermeier e Insúa; doble cinco integrado por Gentner y Serey Dié; dos volantes externos Rupp y Kostic; Didavi de enlace y Werner como atacante definido.
Esta alineación se repitió todos los partidos, exceptuando el ingreso de Maxim por Didavi cuando éste fue expulsado. La base fue respetada a rajatabla, más allá de que haya habido desajustes que iban surgiendo durante los partidos. “El equipo ha encontrado una estructura sólida y confiable, no veo por qué andar modificando nada”, afirmaría Kramny al respecto.
De todas formas, a los equipos los conforman individualidades y hubo varias que demostraron un nivel superlativo. El arquero Przemyslaw Tyton está más sólido luego de un arranque de temporada que lo tuvo como protagonista de groseros errores individuales que costaron, en muchas ocasiones, la pérdida de puntos. El polaco recibió el voto de confianza incondicional del entrenador, que lo hizo progresar desde el punto de vista mental.
Otro que ha mejorado sustancialmente es Georg Niedermeier, quien arrastraba una crisis futbolística tal que lo vio perder el puesto con el juvenil Timo Baumgartl. El experimentado central se fortaleció en el trabajo con Schwaab como compañero de zaga. También la llegada de Kevin Großkerutz en enero le permitió tener un lateral derecho con buena proyección y que aportó más frescura en un sector del campo que tenía bastantes dudas.

Lateral. Großkreutz fue un fichaje muy importante para potenciar la banda derecha. Foto: Kicker.de // getty images
Los futbolistas más destacados de este renacer futbolístico del Stuttgart están en las bandas, dominio de Lukas Rupp –por derecha- y Filip Kostic –por izquierda-. Los dos volantes son verdaderas dagas en cada ataque del VfB y están involucrados en la mayoría de las jugadas de gol del equipo, a pesar de no destacarse por marcarlos.
Por último, pero no por ello menos relevante, aparece Timo Werner, que a pesar de sus 19 años ha demostrado tener gran talento y naturalidad para moverse en el frente de ataque. A esto se suma el arribo del delantero Artem Kravets, quien llegó de Dinamo Kiev para disputarle el puesto al alemán. Esta competencia terminó por realzar los esfuerzos de Werner, que así va afirmando su puesto como titular.
El 2016 arrancó de la mejor manera para Stuttgart. En una sucesión de victorias, el VfB liberó presiones y cada vez se acerca más al objetivo que se planteó a principio de temporada: asegurar la permanencia lo más antes posible y, por qué no, soñar con clasificar a Europa. En una Bundesliga tan pareja como volátil, todo puede pasar. Año nuevo, vida nueva.