Volvió Thiago, la sonrisa del fútbol de Pep
«Qué bueno es Thiago Alcántara». Esta debe ser la expresión que debe haber rondado la cabeza de todo aquel que ha visto por primera vez jugar a Thiago. Un jugador con brillo propio. Y sin ir más lejos, todavía, una de las principales promesas del fútbol mundial. A sus 23 añitos Thiago ya lo ha vivido todo. Un inicio fulgurante en el fútbol lo llevó desde bien temprano a alzarse como uno de los principales prospectos del FC Barcelona para el futuro, en una etapa en la que La Masía se hallaba en pleno apogeo, siendo observada por medio mundo, y reconocida como una de las mejores, por no decir, la mejor escuela de fútbol del mundo.
Pero el talento de Thiago no viene dado por el azar. Su ADN futbolístico se encuentra enlazado junto al de una familia de enorme prestigio como es la Alcántara. Hizo de Mazinho, antigua estrella del Celta de Vigo y campeón del mundo con Brasil en 1994; Thiago es, además, hermano de Rafinha, jugador del FC Barcelona, y primo de Rodrigo Moreno, jugador actual del Valencia. Los tres han sido, más o menos en diversos momentos, de los jóvenes más talentosos del panorama europeo. Sin embargo, siempre ha sido Thiago Alcántara quien ha ido un paso al frente.
Con 16 años Thiago ya estaba en el punto de mira del Chelsea, un equipo que hasta 2013, fecha en que el hispano-brasileño fue traspasado al Bayern Múnich, seguía bien de cerca la progresión del mayor de los hermanos Alcántara. Debutó en 2008 bajo el mando de Pep Guardiola, cuando aún el entrenador de Sampedor dirigía al filial del Barça. Aquí comenzó a forjarse una relación que acabó en julio de 2013 con la salida de Thiago del Barça para unirse a su entrenador, su casi segundo padre, esta vez en la nueva aventura, en el Bayern Múnich.
Sin embargo, como bien hemos dicho antes, Thiago lo ha vivido todo. Y por desgracia, hay casos en los que el todo también incluye malas experiencias. A Thiago le ha tocado vivir un calvario desde su llegada al Allianz-Arena. Tenía el apoyo de su entrenador, de sus compañeros, y de una afición deseosa de ver un despliegue máximo del talento que atesora el jugador nacido en Italia. Sin embargo, la fortuna no ha querido ir de la mano del joven jugador durante su etapa en Alemania.
El 9 de agosto Thiago se caía de la convocatoria del Bayern para la primera jornada de Bundesliga por una cuadro febril. Un pequeño principio de lo que sería la temporada 2013/14 para el jugador por el que el Bayern había desembolsado 25 millones de euros, en una operación que había causado un gran descontento entre la afición del Barcelona, que veía en el internacional español al sustituto en el medio del campo blaugrana de Xavi Hernández.

La llegada de Thiago a Alemania respondía a una expresa petición personal del que era el nuevo entrenador del Bayern, Pep Guardiola. Foto: Getty Images.
El 25 de agosto Thiago volvía a caer, esta vez llegaba la primera lesión seria en Alemania. Un pequeño desgarro en la sindesmosis de su tobillo derecho enviaba a Thiago al quirófano, con unas siete semanas de baja según el parte oficial del club. Sin embargo, el retorno del nuevo fichaje bávaro iba a retrasarse hasta noviembre. El destino quiso que Thiago volviera durante la visita al Borussia Dortmund, en la que el Bayern se impuso por 0-3 y Thiago dio una asistencia en sus veintiséis primeros minutos de fútbol tras tres meses de baja.
Hasta marzo, el papel de Thiago iría en ascenso. Ya se había convertido en un titular indiscutible en el planteamiento de Guardiola, y en una pieza vital en la creación del juego bávaro. Sin embargo, lo peor estaba por venir, e iba a llegar en casa, ante el Hoffenheim, el 29 de marzo del pasado año cuando el Bayern ya se había proclamado matemáticamente campeón de la Bundesliga. A los veinticinco minutos de partido Thiago abandonaba el terreno de juego aquejado de un intenso dolor en su rodilla derecha. El mediocentro, que estaba en todas las quinielas para entrar en la lista de España para el Mundial de Brasil, había sufrido una rotura parcial del ligamento lateral externo de su rodilla, que le dejaba entre seis y siete semanas fuera de combate. En ese instante, el jugador sería sometido a un tratamiento de inyecciones de cortisona, una hormona que acelera el proceso regenerativo de inflamaciones en diversas articulaciones como el tobillo, rodilla, hombro o cadera.
El 15 de mayo, aún durante la rehabilitación, Thiago recaía de su lesión, forzando la intervención quirúrgica previamente evitada por el doctor del club bávaro, el prestigioso Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, médico del Bayern desde 1977, y un gurú en el campo de la medicina deportiva y la medicina natural, cuya lista de pacientes va desde Ronaldo Nazário da Lima, pasando por Steven Gerrard y Michael Owen, hasta Usain Bolt o Bono, vocalista del grupo británico U2. Con esta recaída, Thiago decía definitivamente adiós al Mundial de Brasil.
En octubre, una semana después de volver a los entrenamientos Thiago recayó. Una vez más, el quirófano esperaba al centrocampista, que volvía a recaer de la rotura parcial del ligamento interior de la rodilla derecha. Esta vez Thiago sería operado en la clínica Quirón de Barcelona por el especialista Ramón Cugat, una eminencia en el campo de la cirugía ortopédica, por cuyas manos han pasado algunas de las principales estrellas de la Liga BBVA, con traumatismos en la rodilla.
En la segunda semana de febrero, Thiago volvía a los entrenamientos en Säbener Straße. El 2014 había sido un año muy difícil de digerir para el jugador. «Vamos a cuidar como un niño a Thiago», fueron las declaraciones del Director Deportivo del Bayern Matthias Sämmer, nada más conocerse la vuelta del internacional español.
Sin fecha de vuelta ni presión alguna Thiago volvía al grupo, y lo hacía con una enorme sonrisa en la cara, que podría hacer pensar que lo peor ya ha pasado. Ayer volvió. Por fin. Trescientos setenta y un días después volvió a sentirse futbolista. Y volvió ante el Borussia Dortmund, una vez más. Una vez más lo hizo en el Signal-Iduna Park; donde, una vez más, ayer ganó el Bayern. Esta vez por 0-1, en un partido en el que Thiago dispuso de veintidós minutos de fútbol, un año y una semana después. Dicen los presentes que tras el encuentro, en el vestuario bávaro sólo se escuchaban gritos de «Thiago, Thiago». Y no es para menos.

Tras el partido ante el Dortmund, Thiago fue agasajado por sus compañeros, en su ansiada vuelta a los terrenos de juego. Foto: Getty Images.
Esta mañana, en una entrevista concedida a la televisión oficial del club en la que le preguntaron por las sensaciones tras volver a los terrenos de juego, Thiago, como su juego, fue claro y preciso. «Nadie sabe lo que he sufrido este último año. Para mi fue un momento increíble.»