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Un mes gris en FC Bayern München

FC Bayern München y un noviembre gris. Foto: Getty Images.

Un mes gris en FC Bayern München

Lo que iniciaba con un positivo de COVID, terminaba con una revuelta en la Asamblea General. Noviembre no ha sido el mejor mes para FC Bayern München.

Una noticia que pesó más de lo pensado en FC Bayern

Desde el 22 de octubre el Coronavirus es noticia de a diario en Säbener Strasse, donde el FC Bayern hace sus entrenamientos sobre el campo y sus planificaciones fuera de él. Empezaba una larga seguidilla de eventos desafortunados en una casa más bien conocida por poca turbulencia en los años recientes.

Parecía que la Noche de Brujas no traería mayores sobresaltos para un Bayern que había arrancado convincentemente en lo deportivo. Una sola derrota entre Liga y Champions League, el cartel de favorito en la Copa Alemana, Lewandowski como líder goleador… Todo marchaba acorde al plan. Pero los errores y accidentes prefirieron juntarse al mismo tiempo que caer por separado.

Iniciaba la turbulencia hacia fines de octubre, el 22 para ser exactos, con noticias de que Julian Nagelsmann daba positivo por Coronavirus. Esto, más que asustar, daba motivos a voces opinión para decretar que, visto cómo jugaba este Bayern, sería un momento para poner a prueba por primera vez a un equipo jugando sin técnico, del buen nivel que traían.

Eso tuvo un final abrupto a la discusión deportiva, gracias a los comentarios hechos por Joshua Kimmich, quien confirmaba no estar vacunado contra el COVID, condición que compartían cuatro compañeros más.

Un positivo que hizo explotar la bomba entre los jugadores

El debate sobre las declaraciones de Kimmich ocurría a la vez que en Alemania la cantidad de contagios alcanzaba cifras récord -que todavía siguen rompiéndose día a día-, y en la Baviera las UCI comenzaban a colapsar con pacientes.

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Otro jugador también acaparaba atención por las razones menos correctas. Se había filtrado una conversación de Niklas Süle con su agente, básicamente urgiéndole resolver un futuro en la Premier League. Poco a poco eran más y más los frentes que se abrían en un Bayern típicamente menos vulnerable a las crisis de imagen.

No sorpresivamente, Kimmich daría positivo poco después de iniciar un debate y revuelo público, en el que cada vez eran más las voces que pedían que se vacunara. El Bayern, incluso, anunció reducciones de pago a todos aquellos jugadores que no se pudiesen reportar a jugar a causa del COVID y la negativa a tratarse al respecto. Y como si fuera poco, el mismo Süle que creaba titulares por rumores, también daría positivo por COVID a los pocos días de Kimmich.

La concentración con la Selección Alemana se vería afectada de igual manera por lo que ocurría en Múnich. Fueron varios jugadores del Rojo quienes tendrían que aislarse por contacto con un posible positivo. Dichos jugadores no estarían disponibles por varios encuentros de un Bayern que tendría que viajar a Ucrania con plantilla incompleta, para afrontar su más reciente compromiso de Champions League.

También, lo deportivo reclamaba atención, siendo una derrota por 2-1 ante el FC Augsburg la segunda en la Bundesliga. Y que dejaba el campo abierto para que el Borussia Dortmund recortara ventajas hasta un único punto de diferencia, la situación actual.

La relación de Qatar, la última gota que rebalsó el vaso en FC Bayern

Y por si no habían suficientes cosas sobre la mesa, la ya de por sí problemática relación del Bayern con Qatar volvía al tapete central semanas antes de la Asamblea General, avisando que sería un punto a tratarse en la misma.

Empezaba una más marcada diferencia de posturas entre aficionados-socios y la directiva del club. Lo que antes se limitaba a reclamos, empezaba a ser el punto más álgido de la Asamblea General.  Para unos, lo poco ético del acuerdo era el punto más importante. Para otros, los problemas financieros que traería al club abandonar un acuerdo con Qatar. Lo cierto es que al final de la sesión, quien fuese mandamás del Bayern, Uli Hoeness, resumía el enfrentamiento en 10 palabras concretas:

«Es la peor Asamblea General en la que he estado».

El evidente choque de cultura dentro y fuera del club, y del club con la realidad, empieza a ser insostenible. El éxito que se había cosechado estos años vino como consecuencia de una homogeneidad de criterios -en alguna medida. Pero la actualidad, que escapa lo futbolístico al ser primero una cuestión de valores institucionales.

El protagonismo que les otorga ser la marca deportiva más relevante en toda Alemania les exige una responsabilidad mayor con lo que ocurre fuera del fútbol. Como queda demostrado, un mes es tiempo suficiente para que la granja sufra de revuelo. Y, por supuesto, la continuidad de la plancha que gobierna en el Bayern ininterrumpidamente desde los años 80.

Socios comerciales con buen presupuesto, pero poco que rescatar en lo ético, así como no respaldar más vehementemente la salida del COVID, pudieron más que toda la planificación deportiva y la fortaleza institucional del club. Y a esto se le ha sumado la desilusión de que Lewandowski no ha recibido su Balón de Oro para ponerle broche de oro a un mes complicado.

El invierno empezó temprano en Múnich.

Director de MiBundesliga y Coordinador de Deportes en El Hatillo, Caracas, Venezuela. Conocedor y aficionado a la liga más competitiva, atractiva y única del fútbol mundial. Graduado de Universität Konstanz en Ciencias del Deporte; especializado en Sociología del Deporte.

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