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¿Qué le falta demostrar a Alemania?

Alemania entre buenas y malas. Foto: Getty Images.

¿Qué le falta demostrar a Alemania?

Aunque el partido ante Italia con la abultada victoria por 5-2 supuso un punto de inflexión, este parón de selecciones no ha sido precisamente idílico para Alemania. A los dirigidos por Flick les ha costado mucho sacar adelante los partidos, y los tres empates consecutivos en la Liga de Naciones fueron prueba de ello.

Sin embargo, parece que en el último duelo de selecciones hasta septiembre se despejaron muchas de las dudas y críticas que venían arrastrando por el tibio rendimiento.

Una falta de letalidad palpable

Si bien es cierto que los resultados no acompañaban, sería algo exagerado decir que Alemania jugó malos partidos este mes de junio. Una selección que se crece y se activa por fases del juego, pero que siempre se topaba con la misma piedra: la incapacidad de mostrar esa superioridad en el marcador.

Han tenido mucha facilidad para domar el balón, preparados para no sufrir en exceso, pero les costaba materializar las ocasiones. Quizás la obstinación en jugar con un perfil de delantero centro como el de Werner, más asociativo, pero no tan ‘killer’, influya en ello.

Su fragilidad defensiva

Aunque es verdad que los partidos no eran un caos defensivo, la sensación que quedaba era que a Alemania le generaban ocasiones con mucha facilidad. Sin ir más lejos, no fueron capaces de dejar la portería a cero en ninguno de los cuatro compromisos internacionales, encajando cinco goles que podrían haber sido más de no ser por Manuel Neuer. El nivel no fue para nada malo, pero faltó esa punta de fiabilidad que habían demostrado en compromisos anteriores.

Alemania y una falta de capacidad de respuesta en los primeros duelos

Sin ir más lejos, el enfrentamiento ante Hungría fue un enorme ejemplo. Kimmich dirigía los partidos a su antojo, Hofmann tuvo muy buenas actuaciones a excepción de un poco destacable estreno ante Italia en la primera jornada, Raum sigue ganando enteros para ser el titular en el Mundial de Qatar y Flick demostró que el planteamiento de la selección sigue siendo el mismo. Pero algo fallaba estructuralmente, y el técnico alemán fue dando con la tecla poco a poco mediante variaciones entre el 4-2-3-1 y el 3-4-2-1, que le permitían añadir más leña al mediocampo si el partido lo requería.

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La realidad es que el último encuentro ante Italia fue precisamente la cara antagónica de todo lo mencionado. Los alemanes fueron efectivos de cara a puerta y sabían dominar el partido y adaptarse a las adversidades, acompañados, eso sí, por un pobre nivel de la selección italiana. Sin embargo, aún queda un último parón en septiembre para mostrar si lo visto ante la Azzurri fue solo un espejismo o si de verdad se han conseguido solventar todos estos errores. De momento, Flick mantiene el invicto desde que se hizo cargo de la Mannschaft en septiembre del pasado año.

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