Los grandes cambios en Alemania con Hansi Flick
Con el cambio generacional que se produjo, tras esa mezcla entre los veteranos y la nueva -y actual- hornada de jóvenes alemanes dispuestos a comandar la selección, el tramo final de Joachim Löw no estuvo a la altura. Con una Eurocopa de luces y sombras, en la que apenas consiguieron alcanzar los octavos de final, el ciclo de ‘Jogi’ llegó a su fin. Tras él apareció Hans-Dieter Flick en Alemania, el técnico que lo conquistó todo con el FC Bayern München, para darle un enorme lavado de cara a esta selección, y vaya si lo ha conseguido.
Una Alemania impoluta y versátil con Flick
El primer y más claro cambio de la nueva ‘era Flick’ viene reflejado en términos resultadistas. Con unas clasificatorias al Mundial de Qatar 2022 en las que Alemania ha conseguido el pleno (7/7 victorias), ha devuelto la ilusión a los aficionados alemanes. Apenas dos goles encajados en esos siete encuentros, y con goleadas muy cómodas en la mayoría de los casos, los pupilos de Flick han demostrado tener una enorme claridad defensiva, dejando la portería a cero en cinco de las siete ocasiones.
Además, y aunque pueden verse ciertas pinceladas de la que parece ser su columna vertebral de la Mannschaft, lo cierto es que Flick ha demostrado tener a todos sus disponibles en sus mejores versiones. Si bien es verdad que estos dos últimos partidos del parón de selecciones no han tenido trascendencia alguna (ya que Alemania ya estaba clasificada para Qatar 2022 incluso antes de jugarlos), hemos podido ver cómo las alineaciones iniciales variaban en muchas de sus piezas a lo largo de los encuentros, mostrando que los a priori suplentes también tienen nivel de sobra.
El resurgir futbolístico de algunos jugadores
El mejor exponente de este punto es el caso de Leroy Sané. Un futbolista que ha dejado muchas dudas desde su llegada al Bayern, en esas relaciones rendimiento-precio. Sin embargo, el guion con Flick en el banquillo es más bien distinto. Tras cerrar esta fase clasificatoria con varios goles y asistencias desde la llegada de Flick al seleccionado nacional, ha conseguido aprovechar el protagonismo que le dio un técnico que le conoce muy bien de su última temporada en el Bayern.
También fue capital el trabajo de Joshua Kimmich o la solidez defensiva de todas las piezas zagueras, especialmente de Niklas Süle. Aunque ambos mencionados se perdieron esta última convocatoria por rotaciones, al tener ya el pase cerrado para el Mundial, reluce sobre todo el nombre del central del Bayern. Pasó de ser suplente en la Eurocopa (por ese afán de Löw con Rüdiger, Ginter y Hummels conformando la defensa de 3) a ser un fijo para Flick, y haber demostrado una gran evolución futbolística desde el batacazo alemán en esa competición.
Un estilo de juego muy diferente
Dejado atrás ya esa etapa de Löw, el juego de Flick en Alemania sigue unas directrices bastante diferentes. Fiel a ese 4-2-3-1 que tantas alegrías le dio en su etapa como entrenador bávaro, apenas ha modificado su dibujo sobre el papel, ni tampoco las intenciones con este. Es un equipo que, más allá de saber tener el balón, sabe muy bien qué hacer con él (algo que en la etapa de Löw, fallaba). Sólido atrás, vertical y contragolpeador, tiene piezas de muchos perfiles en sus convocatorias para plasmar muchos estilos de juego, adaptándose así a las características de cada rival.
En la nueva etapa de Flick como seleccionador han promediado más de 25 remates por encuentro, así como promedian casi 4,5 goles por encuentro, demostrando que los goles no son un problema (aunque algunos partidos se hayan atascado, precisamente, por esto, como ocurrió en el estreno ante Liechtenstein). Así, Alemania quiere volver a subirse a las quinielas de los favoritos para llevarse el título mundialista del año que viene. Y aunque nadie sabe si lo conseguirán, lo cierto es que la elección de Flick como nuevo seleccionador ha sido justo lo que necesitaba la selección alemana.
